Este es el combate del siglo dentro de la clase política Española. Duelo singular que ha destapado una realidad, para muchos oculta, y ha desatado movimientos como el 15-M. Nuestros políticos no son lo que podría llamarse pichichis de la política internacional. El poder político es un jugoso pastel, y pasar de una vida normal a los beneficios, comodidades, y supuesto prestigio que les da su cargo es un gran avance. La feria en la que se está convirtiendo la Precampaña a las elecciones nacionales así lo demuestra. Mensajes de twitter, pases de pelota, decires y diretes sin sentido todas las semanas.
La raíz del problema radica en que la vocación política ha sido desplazada por la ambición, más en voga en los tiempos que corren. Nuestros políticos, en lugar de ser los mejor preparados, no son más que un amasijo de personajes mediocres con más ambición que solera. No necesitamos que nos reciten un plan electoral, necesitamos que se pongan de acuerdo de una vez. Quién sabe, puede que al sumarse la mediocridad obtengamos algo mejor, algo nuevo, que pueda tirar del país para salir de la crisis.
La raíz del problema radica en que la vocación política ha sido desplazada por la ambición, más en voga en los tiempos que corren. Nuestros políticos, en lugar de ser los mejor preparados, no son más que un amasijo de personajes mediocres con más ambición que solera. No necesitamos que nos reciten un plan electoral, necesitamos que se pongan de acuerdo de una vez. Quién sabe, puede que al sumarse la mediocridad obtengamos algo mejor, algo nuevo, que pueda tirar del país para salir de la crisis.
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